29 de julio de 2013

Día de playa II.

Lea esto antes, si no lo ha hecho ya.


Una vez se hubo quitado la ropa, aquel hombre pensó, y de una manera de lo más espontánea, que lo más sensato sería darse un baño.

Hacía calor. El suficiente como para que el refrescarse se convirtiera en una cuestión de vital importancia. Sobre  todo para sus acalorados pies. Y también para deshacerse de la ya gruesa capa de sudor que le cubría. Ni siquiera el hecho de que sus pies volvieran a sufrir al pisar la arena, y le hicieran dar saltitos de puntillas, hizo que desistiera de su intención de refrescarse.

Tras hacer algún que otro alto en el camino, descansado sus pies en varias toallas de algún ajeno/a, con o sin permiso, llegó al pequeño tramo de arena mojada que antecede a la orilla. La sensación que captaron sus pies le llenó de alivio, pero… enseguida sintió desasosiego. El típico desasosiego que se siente cuando a uno le entran ganas de orinar, seguramente por sentir la humedad bajo los pies.

Dicha circunstancia normalmente no representa ningún problema, basta con meterse al agua hasta que nos cubra el pecho y, apartando un poco el bañador, dejar que todo fluya… Y lo intentó. Llegó a la orilla e introdujo los pies en el agua. Inmediatamente, sintió como dos relámpagos de hielo, circulaban a velocidad extrema desde la punta del dedo gordo de cada pié, hasta la punta de los pelos de su cabeza, los cuales se erizaron instantáneamente. Sí, otras partes de su cuerpo también se erizaron. Otras… se encogieron compulsivamente.

El agua estaba helada. Lo suficiente como para que sólo estuvieran metidos en él, dos surfistas con traje de neopreno incluido. Lo suficiente como para plantearse, si la capacidad acumulativa de su vejiga, le permitiría evitarse morir congelado en el agua. Durante un par de minutos se quedó allí, de pies con el agua hasta los tobillos, inmóvil. Hasta que empezó a entrelazar las piernas, en un gesto que delataba que, evidentemente, su vejiga no tenía una gran capacidad acumulativa…

Haciendo de tripas corazón, se adentró en el agua, sólo lo justo y necesario. Más exactamente hasta las rodillas, de modo que arrodillándose, el agua le llegó hasta el bajo vientre. Deslizó cuidadosamente el bañador, liberando su pene dejando que todo fluyera… justo en el momento que una gran ola le hizo perder el equilibrio, arrastrándolo hasta la misma orilla. Cuando abrió los ojos, se descubrió a si mismo totalmente descubierto, al lado de dos señoras de avanzada edad, que murmuraban escandalizadas…  mientras que todo seguía fluyendo de manera totalmente natural.

Tuvo suerte. Al estar tumbado boca arriba, la orina, calentita como ella sola, le calentó el estómago y la mayor parte del pecho. De no ser así, seguramente habría sufrido una hipotermia… Tras la copiosa micción, se subió el bañador y se levantó. Estaba lleno de arena, pero prefirió quedarse como estaba, en lugar de meterse al agua y volver a congelarse.

Se dirigió a su ubicación en la arena, justo donde las tres lozanas mozas, se untaban copiosamente protección solar las unas a las otras. Aquella visión, hizo que desapareciera de su cuerpo cualquier resquicio de frialdad. Ante la mirada de una de ellas, cogió su bote de crema e intentó imitarlas, haciéndola un claro gesto de que no llegaba a su espalda.

La chica entendió la indirecta tan directa, y se prestó a ayudarle. Echó un gran chorro de crema en sus hombros y empezó a extendérselo por su espalda. A los pocos segundos, la mezcla de sudor, arena, protección solar… y algunos resquicios de aquello que la chica no tenía ni pajolera idea que aquel hombre se había rociado a si mismo involuntariamente tumbado en la orilla, se había adherido irremediablemente a su mano.


Instintivamente, la chica acercó su mano a la nariz… y salió corriendo hacia la orilla a lavársela como pudo.






24 de julio de 2013

Día de playa.

Hacía calor.

El suficiente como para incitar a plantearse, a todo hijo de vecino, el dejarse caer por cualquier playa cercana. El suficiente como para que aquel hombre buscara un espacio para refrescarse en el agua, un espacio abierto en el que su abundante sudor, no delatara que su desodorante le había abandonado hacía ya unas horas.

Y el calor le incitó a buscar una playa cercana…, pero no la había. Así que tuvo que conformarse con buscar una playa lejana. Podría haberse sentido incitado a sumergirse en su bañera, y de hecho lo pensó, pero eso no era divertido. La playa lejana más cercana, estaba a 48 kilómetros de donde él se encontraba, así que se metió en el coche, donde a pesar de llevar las ventanillas bajadas aumentó su tasa de sudor, y puso rumbo a la playa. No, por desgracia, su coche no tenía aire acondicionado. Más bien, lo que tenía era aire condicionado.

Llegó a la playa. Llegó como pudo, casi deshidratado tras aguantar media hora de trayecto y casi otra hora para encontrar aparcamiento. Porque aquella playa lejana, al igual que cualquier playa esté donde esté, en determinados días suele estar bastante concurrida, sobre todo si hace calor. El suficiente calor como para incitar a todo hijo de vecino a visitarla. El hecho de que la playa estuviera tan concurrida, y sobre todo, lo concurrido que estaba su aparcamiento, obligó a aquel hombre a caminar casi tres kilómetros para llegar a atisbar la arena. Y otro más para llegar a pisarla.

Tras descalzarse, puso ambos pies en la arena y se adentró en la playa, constatando instantáneamente dos hechos. Primero, que descalzarse había sido una completa osadía, y que no se debía haber descalzado, al menos hasta haber llegado a su punto de destino en la playa y haber extendido la toalla encima de la ardiente arena. Segundo, que era más que probable que todos los presentes en aquella playa, estarían mirándole atentamente…, como consecuencia de los improperios que estaba vociferando y los saltitos que daba de puntillas, por culpa de la elevada temperatura de la arena… Sí, podría haber vuelto sobre sus pasos y haberse calzado, pero… ya he dicho que estaba casi deshidratado, y a estas alturas su cerebro se asemejaba más a un trozo de membrillo que a materia gris…

Cuando encontró un lugar para instalarse, curiosamente justo al alado de tres lozanas mozas que tomaban el sol en top-less, extendió su toalla en la arena, hecho este bastante laborioso y dificultoso debido a que casi no podía agacharse porque seguía dando saltitos de puntillas sobre la arena… y porque el perrito de un vecino había trincado con su mandíbula una esquina de la toalla intentando quedársela. Al perrito también le quemaba la arena, pero se comportaba con hombría y no daba saltitos. Finalmente consiguió ahuyentarle tirándole arena con un pié. Al perrito… y al vecino, quien no se levantó para darle un guantazo porque hacía calor. El suficiente para quitarle a uno las ganas de hacer un esfuerzo y abandonar la posición horizontal.


Se quitó la camiseta. No fácilmente, ya que, debido a lo empapada en sudor que estaba, hubo de hacer varios movimientos improvisados de contorsionista profesional. Movimientos estos que, al no ser un contorsionista profesional, le hicieron perder el equilibrio y caerse de morros encima de una de las lozanas mozas que estaban a sus pies. No, no es que estuvieran rendidas a sus pies, no me malinterprete, si no que estaban situadas a sus pies. Si él estuviera tumbado o sentado, claro está. Si bien la lozana moza no se lo tomó a mal, al menos aparentemente, lo cierto es que aquel hombre volvía a ser el centro de atención en 50 metros a la redonda, y para evitar males mayores, la lozana moza le ayudó a quitarse la camiseta para después… limpiarse las manos como pudo.

Continuará... 




21 de julio de 2013

De película...

“Forrest Gump” y “Rain Man” eran “Dos tontos muy tontos” que se conocieron en “El orfanato”, regentado por “Mary Popins” situado en “Mulholland Drive” "Al Este del Oeste".

Aquel era “Un mundo perfecto” y “Un lugar para soñar”, pero las “Noches de tormenta” les enseñó “Lo que la verdad esconde” y “Un día de furia” pensaron:  ¡¡“Mamma Mía” “Esta casa es una ruina”!!, iniciando “La gran evasión” rumbo a “Un horizonte muy lejano” dando “La vuelta al mundo en 80 dias”, que resultó ser un  “Camino a la perdición” “Sin retorno”.

Conocieron a “El Padrino”, más conocido como “El coleccionista de amantes”, cerca de “Los puentes de Madison” en una “Cena de amigos” y pensaron: es “Uno de los nuestros”. 

“13 Días” después, en “El Guateque” que organizó “El padrino” en “El bar coyote” que estaba “Abierto hasta el amanecer”, con motivo de la “Despedida de soltero” de “Hannibal”,  coincidieron “Cara a cara” con “Thelma y Louise” y fué “La noche de su vida”. Les bastaron “60 segundos” para “Enamorarse”.

“Solo los tontos se enamoran” y “Forrest Gump” y “Rain Man” no eran precisamente “Un par de seductores”.  Sin embargo no les hizo falta, porque “Thelma y Louise” eran “Las seductoras”, expertas en “Seducir a un extraño”, por lo que “Forrest Gump” y “Rain Man” fueron “Presa fácil”… Ellas eran “Las mujeres perfectas” y tras las “50 primeras citas” ellos seguían sin saber “En qué piensan las mujeres”. Ellas eran “Bandidas” con “Un plan perfecto”…

“Los cuatro fantásticos” cogieron “La camioneta” para ir a “La playa” y después de “Nueve semanas y media” fueron “A cualquier otro lugar” a pasar las “Vacaciones de verano”.  Recibieron unas “Cartas desde Iwo Jima” de su amigo “So Young” invitándoles a pasar “55 días en Pekín” “Con faldas y a lo loco”. Aquella era “Una ciudad sin ley” que se prestaba a las “Crueles intenciones” de “Thelma y Louise”.

Ellas intentaron convencerles para tomar “El tren de las 3.10” y dar “El golpe de su vida”. Eran unas “Bandidas” que tenían “Una mente maravillosa”, y pensaron que si trincaban el “Botin de 500.000 dólares” “El asalto al tren del dinero” era “El golpe” que decían les daría un “Hogar, dulce hogar”. Eran “La tapadera” que “Thelma y Louise” necesitaban…

“La sombra del poder” hizo que “La proposición” tomara cuerpo y cayeran en “La trampa”. “La última noche” antes de dar “El golpe” “La vecina de al lado”, más conocida como “La vendedora de rosas” intentó avisarles de que “La vida es bella” con o “Sin dinero” y que tener “Amigos con dinero” son “Amistades engañosas”. Pero estaban “Locos de remate” y les gustaba “Amar peligrosamente”. Aquello era “Una cuestión de pelotas” así que se despidieron con un “Buenas noches y buena suerte”. “El día después” se convirtió en “El día más largo”…

“A la hora señalada”  y equipados como si fueran “Agentes secretos” “A prueba de balas”, y en un “Acto de valor” fueron “A todo gas” a dar “El golpe”. Pero “La Búsqueda” de “La caja 507” se convirtió en una “Misión Imposible” porque se encontraba en una “Cámara sellada”. Tuvieron una “Corazonada”. “El sexto sentido” les hizo abandonar “La misión” antes de quedar “Atrapados sin salida”. “La muerte tenía un precio” y no querían terminar “Por un puñado de dólares” en la “Celda 211” de “Alcatraz” cumpliendo “Cadena perpetua” “Sin perdón”… y “Condenados a fugarse”.

“La cruda realidad” les demostró que estaban “Durmiendo con su enemigo”. “El amor apesta” y ellos debían ser “Corazones solitarios” “Eternamente comprometidos” “En busca de la felicidad”. Así que pusieron en marcha “El plan B”, recogieron sus “Efectos personales” tomaron “El ascensor” y abandonaron a “Thelma y Louise”.
   

“En honor a la verdad” “Como en casa en ningún sitio”… Pero cuando regresaron, “Mary Popins” y “El orfanato” habían desaparecido “Sin rastro”, por lo que se quedaron en “El lago azul” y compraron “La casa del Lago”, donde vivieron felices y comieron perdices…


                                                                       "The End"





8 de julio de 2013

¿Reincidencia criminal?

Soy un criminal.

Y usted también. Y su vecino. Y además reincidente. Y usted también. Y su vecino también.

Y lo peor de todo, es que, hasta hace unos días no tenía la más mínima pajolera idea de ello. Y seguramente usted tampoco. Ni tampoco su vecino… Toda la vida pensando que era una persona decente, para un buen día descubrir que mi vida es una realidad totalmente diferente a la que yo percibo. Y la suya también, no mire para otro lado. Y también la de su vecino.

Y es que, según la presidenta (a ver si lo digo bien) de la Federación de Asociaciones Provida de España, y cito textualmente:   la masturbación es una práctica criminal, ya que constituye "una forma de aborto".

Ante tal afirmación, uno no puede más que darse por aludido, porque, entre nosotros, seré un criminal, pero no un insincero. Ya, me imaginaba que usted también se daría por aludido. Y seguramente su vecino también… No, esto no supone que lo haya hecho recientemente, ni que usted lo haya hecho recientemente tampoco, pero un crimen de tal magnitud no prescribe en el tiempo, así que da igual que hayan pasado treinta años… o dos meses, el delito está ahí, y mucho me temo que somos proscritos y, seguramente, buscados por la justicia… vivos o muertos.

Pero eso no es lo peor de la noticia. Lo peor de todo es que, aún no hemos tocado fondo y es más que probable que nuestra vida, o lo que quiera que sea lo que estemos viviendo, se descontrole hasta límites insospechados y nos hagamos dignos del mismísimo infierno, ya que, bajo la “sabia opinión” de tan distinguido personaje, y vuelvo a citar textualmente: "la masturbación es criminal porque inicia al sujeto en un espiral de perdición: sabemos que de la masturbación es fácil pasar a la soledad compulsiva, a la actividad criminal, a las violaciones, a la corrupción, a la drogadicción y finalmente al ateísmo". (Lo único que no me ha quedado claro de esta afirmación, es que el ateísmo también se considere delito penal…). 

Si yo fuera usted, que está claro que más o menos hemos cometido el mismo delito (y que su vecino también), buscaría un lugar desierto en el que aislarme del mundo, más que nada para no representar un peligro para la sociedad y, porqué no, también para que no me encuentre la justicia. Claro que, tal empresa, sería un poco difícil de llevar a cabo, ya que como puede suponer, si todos los que hemos cometido dicho “crimen” hiciéramos lo mismo, el desierto dejaría de ser desierto y se convertiría en una ciudad/país demasiado cosmopolita. Sería como Carabanchel a lo bestia y Alcatraz elevado a la milésima potencia todo junto…

Así y todo, emigremos al desierto o no, sólo tengo palabras de agradecimiento para esta señora que, gracias a su frigidez y además de ser una de las pocas personas puras que no han cometido el “crimen” de masturbarse, ha sido la única que ha tenido a bien hacer algo al respecto, denunciarlo y abrirnos los ojos a quienes hemos vivido tantos años con, además del puño, los ojos cerrados…(Fuente aquí).



Pd.: Nuevo mes, nueva chica del mes…, la de la columna lateral, no la de abajo, que seguramente, y a pesar de su rostro angelical, también sea una “criminal”.