20 de agosto de 2012

Armas de mujer.


Si usted es hombre no decide…

Yo tampoco. Quiero decir que yo tampoco decido, porque soy hombre. O eso creo…

¿Quiénes deciden? Ellas. Las mujeres. Así que si usted es mujer, sí que decide, y el último paso será suyo. Evidentemente siempre habrá casos… y casos, pero por lo general, si usa sujetador, el poder será suyo. Y si, a pesar de necesitarlo, no le usa, seguramente tendrá el doble de poder para decidir…

¿Que qué es lo que decide?... Diciéndolo finamente, las mujeres eligen con quien se emparejan, con quien comparten lecho, con quien copulan… y con quién se van de rebajas. Sí, es posible que usted sea hombre y haya podido decidir alguna vez, pero pagando, y eso no es válido para nuestra reflexión, por muy satisfactorio que le resultara… Y son varios los motivos que determinan quién tiene el poder de decisión.

El más importante, es que los hombres, somos lo suficientemente pánfilos como para quedarnos embobados mirando un escote, cual hipnotizado mira a un péndulo oscilar de derecha a izquierda… aunque el movimiento de oscilación de lo que miramos sea de arriba abajo. Sólo es un ejemplo muy simple, de lo fácil que le puede resultar, a una mujer, anular nuestra voluntad. Y sin voluntad no hay capacidad para decidir… salvo pagando. Y a veces ni eso porque la decisión que gustaría tomar resulta demasiado cara.

Pero no se deprima, ni se culpe a sí mismo por ello, porque usted no tiene la culpa, aunque tuviera pelo tampoco podría decidir… y yo tampoco. Quiero decir que yo tampoco tengo pelo y, sin embargo, ese no es el motivo por el que no puedo decidir. Con pelo o sin pelo, guapos o feos, nos falta lo que ellas llaman “armas de mujer”, que como su propio nombre indica, son de mujer, y si algo tenemos claro… es que nosotros somos hombres. Podríamos tener “armas de hombre”, pero somos pánfilos ¿recuerda?, así que no tenemos armas. Lo cual no deja de ser paradójico, porque por culpa de las “armas de mujer”… solemos ir “armados”.

Una mirada, una sonrisa, un cruce de piernas, son armas que nos desarman y nos arman al mismo tiempo. Sin embargo, ese tipo de armas no supone ninguna desventaja, ni para usted ni para mí, ya que tanto usted como yo sabemos  mirar, sonreír y hacer alguna gambada más (lo de cruzar las piernas mejor no lo intente…). Lo que sí representa una clara desventaja, es otro tipo de arma, que a la postre (y al aperitivo también), resulta definitiva: el acabado de chapa y pintura…

Usted y yo, seremos como seremos, feos o guapos, calvos o melenudos, con bigote o sin él, pero tenemos la desventaja, de que somos exactamente igual cuando nos metemos a la cama, que cuando nos despertamos a la mañana siguiente. Ellas no. Usted puede acostarse con una hermosa princesa, para despertarse a la mañana siguiente al lado de una bruja de pelo enmarañado llena de granos.

Disponen para ello, de gran cantidad de productos de belleza y variado vestuario que, paradójicamente, en su mayoría fueron creados por hombres como usted y como yo. Hombres que hartos de acostarse y despertarse al lado de la bruja, se las ingeniaron para convertirla en hermosa princesa…

Moraleja: Ellas son listas y se transforman. Nosotros somos pánfilos… pero reales.




Continuará...




15 de agosto de 2012

Pequeños Dictadores.


Usted no decide… Yo tampoco.

Me dirá que aparque a un lado mi presunción y que hable exclusivamente de mí, pero no sea ingenuo, no es nada saludable negar la evidencia, sobre todo cuando es tan evidente… ¿Que cuál es esa evidencia tan evidente?... La dictadura a la que somos sometidos por parte de nuestros pequeños… dictadores.

Los niños tienen el poder absoluto, por mucho que queramos negar la evidencia. Sí, podemos consolarnos con el pensamiento de que, posiblemente, y sólo posiblemente, el sometimiento a su dictadura sea bastante voluntario. E incluso podemos pensar, que son nuestras propias emociones las que nos hacen vulnerables a su voluntad.

Es bastante posible que sea esa la razón de que siempre consigan lo que quieren. Y digo siempre porque es siempre. Incluso cuando creemos que hemos salido vencedores, la victoria sólo es una derrota encubierta. Generalmente nos quedamos con la sensación de que nuestro “NO” ha sido un “NO” definitivo, pero la verdad es que, esa victoria ficticia, no nos deja ver el verdadero desenlace, que siempre desemboca en un “NO, pero…”.

Y ellos lo saben. Saben que la opción final siempre la determinan ellos. Te estudian con sigilo, descubriendo tus puntos débiles, ponen en marcha todo su arsenal de artes dramáticas, y te atacan sin contemplación hasta que consiguen un chantaje emocional bastante efectivo.

Su ataque llega en oleadas y consiste en darnos varias opciones que, habiéndolas preparado con antelación, son lanzadas por orden de preferencia, “su” preferencia, sabiendo que posiblemente empecemos negándonos, y  van debilitando poco a poco nuestra resistencia con el bombardeo de opciones y quejas dramáticas, sin que nos demos apenas cuenta.

Y claro, llega un momento en que tu voluntad es dominada por sus artimañas, alguna de las opciones consigue tu beneplácito, y además te quedas con el sentimiento de que sigues siendo tú quien marca los límites a los que llegar…

¡Pardillo!... Nuestra respuesta siempre se trata de un “NO” condicional. Porque la mayoría de las veces, nuestra negación, llega a un destino que ni por asomo era la opción que nosotros habíamos elegido en un principio. Pero no nos damos cuenta, porque nos limitamos a pensar “fantástico, no le he comprado la PSP…”. Y claro, no, no le has comprado la PSP que te pedía, pero le has comprado un balón y un equipaje completo de fútbol… cuando tu idea original era no gastarte ni un euro ese día…

Reflexione sobre el tema. Podría poner un millón de ejemplos, pero seguramente ya le serán bastante familiares, así que reflexione porque seguro que llega a la misma conclusión que yo…

Por supuesto, no voy a decir que la dictadura infantil nos convierta en desdichados, y… ¡qué coño!, siempre nos proporciona una gran satisfacción verlos felices, pero eso no debe de ser impedimento para que nos demos cuenta de quien tiene el poder…



5 de agosto de 2012

El vídeo del Domingo.

Existen canciones que, independientemente de su calidad o alcance mediático, se quedan grabadas en nuestra memoria para siempre, simplemente por haberlas escuchado en un momento y contexto concreto.

A veces, incluso puede suceder que ni siquiera sepamos su título o quien la canta, y sin embargo sigue ahí, metida en nuestro cerebro esperando a que la demos nombre. Eso es lo que me sucedió a mi con esta canción, grabada en forma anónima desde hace un par de décadas en mi memoria.

Afortunadamente existe Youtube, que a veces, sin quererlo, nos descubre algo que ya habíamos descubierto hace tiempo, pero que no sabíamos cómo se llamaba. Y como también nos permite compartirlo con todo el mundo, os lo dejo aquí para que lo disfrutéis:





Pd.: Nuevo mes, nueva chica del mes...
Pd.2: Se acaban las vacaciones, así que tendréis que volver a aguantarme.