La Naturaleza es sabia…
¿Porqué? Yo qué sé. Yo no soy sabio, pregúnteselo a alguien que tenga más sabiduría que yo. No le será difícil encontrar a alguien más sabio que yo. Mi hijo de seis años domina el Youtube tan bien como yo el Word. Bueno, igual me he pasado. Para ser justo debería decir que mejor, porque yo no tengo ningún dominio sobre el Word, es más, es él quién me domina continuamente corrigiendo lo que yo escribo… El Word quiero decir, mi hijo ya se ha cansado de corregirme…
Pero la Naturaleza sí que es sabia. Lo cual me crea una paradoja mental de considerables dimensiones, porque… ¿El hombre no es Naturaleza? Sí, vale, la mujer también. Y además, la mujer también es bella… como la Naturaleza. Y el hombre, al igual que la Naturaleza, también es… salvaje. No les decía yo… ¡ya me ha vuelto a corregir el Word!...
Pero a mí me falta sabiduría y sólo sé… que hoy es Jueves. Y pare usted de contar. Porque cuando el desánimo entra por la puerta, la ilusión salta por la ventana… y la inspiración se viste de luto. La inspiración va por libre, y aunque no se lo crea, no tiene nada que ver con aspirar aire por la nariz, o por la boca… o por cualquier otro orificio.
Pues yo hoy me siento inspirado. Pero inspirado por el orificio de alguien. Y además por un orificio que no está en la cara porque lo veo todo negro…
Así que, debo comunicarles, que el mundialmente famoso conocido en su casa bloguero que esto suscribe, se irá de vacaciones en las próximas fechas a un recóndito lugar. Mejor dicho, a un divertido lugar en busca de la inspiración perdida que lleve oxígeno a sus neuronas… a las que aún le son fieles, a las que ya han desertado que las den…
Que nadie me busque. Estaré de incógnito mezclado con los muñegotes de la Warner… si mi hijo no me corrige… allá en el famoso parque. Pero no se preocupe... volveré. O bueno, mejor preocúpese porque... volveré.