17 de febrero de 2010

Personaje a examen.

Capítulo 5. Tarzán.

Se trata sin lugar a dudas de un personaje muy singular.


Dicen que fue criado por unos monos que le encontraron abandonado y desvalido en medio de la selva, y que con el paso del tiempo llegó a convertirse en uno de ellos.


Difícil de creer. Si tal afirmación fuera cierta, representó el caso de retroceso evolutivo más significativo de la historia de la humanidad. Pero lo cierto es que, aún no se sabe con exactitud, si se trataba de un hombre-mono, de un mono-hombre, o si simplemente era muy feo.

Pero tuvo un gran mérito, ya que no sólo fue capaz de, al menos, vivir como uno de ellos, si no que llegó a dominar su idioma con soltura y conseguir que le hicieran caso, convenciéndoles para que le dejaran ser su rey a cambio de una plantación de bananas. A partir de ese momento, se hizo conocer como “Tarzán de los monos” (no confundir con “Tarzán el del mono”, porque ese va de un centro de desintoxicación a otro sin necesidad de usar liana).

De él, nunca se podrá decir el conocido dicho “el mismo que viste y calza”, ya que como todo el mundo sabe, ni viste, ni calza, ya que el exiguo taparrabos que porta, no se puede considerar ni siquiera como prenda de vestir, si entendemos como tal a las prendas con las que uno se viste para salir a la calle. No sé ustedes, pero al menos yo no iría a trabajar en calzoncillos, y no lo digo porque sea pudoroso, no, si no lo hago es más que nada por no herir la sensibilidad de todo aquel que se cruzara conmigo por la calle.
Lo cierto es que no le gustaba demasiado andar, quizás fuera por el hecho de ir siempre descalzo, y para desplazarse utilizaba el cómodo medio de transporte, que representaban todas las lianas que colgaban de los árboles. Y lo utilizaba a todas horas, a pesar de que quedarse colgado de tal aparejo le causaba auténtico pavor, como lo prueba el hecho de que no podía evitar lanzar verdaderos gritos de pánico acompañando su balanceo, gritos que por otra parte, servían de aviso a todos los animales para que se apartaran y no se los llevara por delante.

Aparte de todo lo expuesto anteriormente, tuvo también el gran mérito, de conseguir convencer a una bella señorita, que respondía al nombre de Jane, que se encontró perdida en la selva, de que, no sólo se quedara a vivir con él, si no que además se dejara copular por alguien de quien ni siquiera podía asegurar que fuera de su misma especie. Afortunadamente los genes de ella eran más puros que los de Tarzán y sus hijos nacieron todo lo humano que se puede nacer en tales circunstancias…

Pero como todo enamorado, cometió el error de dejarse convencer para abandonar durante una temporada su hábitat natural, trasladándose junto a su compañera (me refiero a Jane, no a Chita), a la civilización menos civilizada que podríamos imaginar… Nueva York. Allí tardó menos de lo que tardó Paco Martínez Soria en pronunciar su famosa frase “la ciudad no es para mí”, y dando uno de sus conocidos gritos, porque volar en avión también le daba pánico, metió a Jane en su maleta (aunque no sé que llevaría en ella porque nunca usaba ropa), se subió en un bimotor con rumbo a la selva, y juró y perjuró que nunca más volvería a ponerse un pantalón…

Pero tras su regreso, el hecho de no volver a ponerse un pantalón, no le garantizó una vida feliz, ni muchísimo menos. El breve contacto con la selva de asfalto y ausente de lianas, le dejó graves secuelas psicológicas. Así, se le podía ver a menudo por la selva intentando dirigir el tráfico, servir como lo haría un camarero de una cafetería, o subido en un troco intentar conducirlo como si fuera un Alfa Romeo Spider, todo ello ante la atónita mirada de Chita, que empezó a registrar toda la choza buscando sustancias estupefacientes entre los enseres de Tarzán…

Tarzán hizo muchas más cosas en su vida, pero eso…es otra historia.

4 comentarios:

  1. Tiene usted razon, es un personaje por demás singular. No entendí eso de "el del mono", debe ser un giro idiomático de la madre patria, supongo.

    Abrazos ancianos.

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  2. Viejex, efectivamente es una expresión típica española. Aquí le decimos que "está con el mono" a tener ansia de algo.

    En el ámbito de la drogadicción, "estar con el mono" es lo que se conoce en términos más científicos como el "síndrome de abstinencia". Cuando alguien lo sufre, aquí decimos que "está con el mono"... Espero haber aclarado sus dudas.


    Saludos cordiales

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  3. Decididamente ha aclarado una duda, tampoco se crea que me ha contado el secreto de la vida, fanfarrón! haber aclarado sus dudas, dice...habrase visto!


    Abrazos ancianos!

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  4. Tiene razón...a veces pluralizo demaiado. Igual es porque yo tengo siempre un mar de dudas y me ahogo en ellas.

    En fin, me alegro de haber aclarado su duda y quedo a su disposición para cualquier otra que le pueda surgir en el futuro, o mejor dicho en el presente, que a saber donde nos encontramos en el futuro...

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Uy lo que han dicho...