11 de mayo de 2009

El valor del dinero...



El otro dia, mis hijos se fueron de excursión con el colegio. Y vinieron a mi memoria, aquellas excursiones organizadas por el colegio cuando yo era un niño. Bueno, en realidad tengo mis dudas de que ya haya dejado de serlo. Aquellas excursiones, cuyo precio estándar era de 300 pesetas, y que básicamente, suponían salvarse de un día de clase, eran un auténtico motivo de algarabía para los alumnos, que sentados en el autobús, veían una de aquellas películas de Bud Spencer y Terence Hill, o de Bruce Lee, tan de moda en aquella época.

Esas excursiones, propiciaban que me sintiera un niño afortunado, ya que mi madre los días de excursión, siempre nos daba 100 pesetas de las de entonces para que compráramos chuminadas, y eso, como os podéis imaginar, no pasaba todos los días. El que un niño menor de 10 años, tuviera en el bolsillo tal cantidad de dinero, era sacrilegio y sólo pasaba habitualmente en las familias adineradas. Los demás, teníamos que esperar a que hubiera un buen motivo.

Y en aquellos tiempos, con cien pesetas podías hacer muchas cosas. Podías ir a las ferias, donde el precio del billete, por aquel entonces, era de 25 pesetas, y subirte en cuatro atracciones. Los mayores tenían de sobra para un par de cafés y una copa de Coñac. Podías viajar en tren o autobús un par de veces. Incluso ir al cine, aunque no era suficiente para comprar también palomitas. La verdad, es que podías hacer bastantes cosas.

Y si no, que se lo pregunten a Rafaela Carrá, que cantaba aquello de “Mama dame 100 pesetas, porque a América me voy…”. Que yo siempre he pensado, qué coño pensaría hacer en América, una italiana con 100 pesetas…, si es que conseguía llegar…, debió de pensar que a América se podía viajar en tren o autobús. O era muy valiente, o estaba como un cencerro, seguramente más bien lo segundo. Ni siquiera se paró a pensar, que allí, los italianos, sólo sobreviven si son miembros de la mafia, o en su defecto, si saben hacer pizzas…

Sin embargo, hoy, con cien pesetas, casi ni puedes comprar un pan, lo de ir al cine se ha vuelto imposible, aunque sea sin palomitas, en las ferias no compras ni churros, y ni siquiera te alcanza para un café. Sí, ya sé que desde entonces ha habido unas 30 subidas del IPC, pero aparte de eso, aún me pregunto, porqué cuando llegó el Euro, un café que valía aproximadamente unas cien pesetas, de la noche a la mañana, pasó a costar un Euro, que traducido a pesetas son 166, es decir, casi el doble. Y al igual que el café otros muchos artículos que casi duplicaron su valor por arte de magia. Asumimos inconscientemente que la moneda de 1 Euro, equivalía a la moneda de 100 pesetas….

Lo mejor de todo es que, el mismo que se queja de la subida del precio del café, es el que después nos vende cualquier otro artículo que ha experimentado la misma subida de precio…

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