28 de mayo de 2009

FIDELIDAD


Vives con la idea de ser fiel
Con el convencimiento de estar siempre juntos
Esquivando las tentaciones que surgen
Pero de repente un día,
Aparece la vecina y te deslumbra
La observas durante meses
Sus movimientos
Lo que hace y como lo hace
Irremediablemente te sientes cautivado
Piensas que tanta perfección no puede ser natural
Incluso cuando visita tu casa
Es capaz de dejar media docena de flores
Y tú la observas con la boca abierta
Mientras tu mente es abducida por su perfección
Llegas a creer que caerás en la tentación
Pero entonces reflexionas
Y piensas que hace algunos meses
No causaba ninguna admiración
Y que pasaba completamente desapercibida
Posiblemente haya pasado por el quirófano
Y entonces piensas
Yo nunca te seré infiel
Es posible que para ser como la vecina
Necesites algo de cirugía
Un retoque en la delantera
Otro en la retaguardia
Y quizás una pequeña liposucción en el centro
Nada que no se pueda arreglar con dinero
Pero lo más importante
Y por lo que siempre te seré fiel
Es por aquello que no se puede arreglar con cirugía
Tu espíritu y personalidad
Que en su día me enamoró y me mantiene enamorado
Y esos días de felicidad que hemos vivido juntos
Y los que estoy seguro volveremos a vivir muy pronto
Por eso hoy más que nunca
Necesito gritar:
¡HALA MADRID!

18 de mayo de 2009

Euro-risión


Dicen los lugareños más viejos del lugar, que el Festival de Eurovisión, siempre fue el festival de la canción por excelencia. Un festival serio y digno, donde cada país votaba a la canción que más les había gustado… Sabe Dios lo que pasaría en el pasado para que dejara de ser así.

Vaya por delante, que no estoy en desacuerdo con el resultado final, y que los primeros clasificados son completamente merecedores de tal puesto. De hecho, tres de mis favoritas terminaron entre los cuatro primeros, lo cual demuestra, entre otras cosas, que tengo buen gusto para la música. No es que esté pecando de pedante, no, es que es una de las pocas cosas para las que tengo buen gusto. Quizás sea porque mis pabellones auditivos, por tamaño, tienen una acústica semejante a las bóvedas del mejor teatro de ópera. La realidad es que, la mayoría de los países, puntuaron en los primeros lugares a las mejores canciones, lo cual demuestra que es un festival justo.

De las diez puntuaciones de las que dispone cada país, 8 10 y 12, suelen ser para las mejores canciones. Hasta ahí la justicia…, lo dicho, un festival justo. Pero para el resto de puntuaciones, el festival se convierte en una película cómica, pero de las malas, de esas que sabes de antemano como va a acabar la escena, sin necesidad de realizar un curso de adivino. Cierto que no todos tenemos el talento necesario para hacer un pleno como el Sr. Uribarri, pero el día que Andorra o Portugal no nos voten, o que por el contrario, nos vote un país del Este, me dejo crecer el pelo. Es el festival de la diplomacia, en el que cada uno vota a su vecino, o al país con el que tiene mejores relaciones…., y ahí es donde me pierdo. Sí, ya sé que todo el mundo lo sabe, y que no estoy descubriendo nada paranormal, pero reflexionando un poco, sólo un poco, pienso: “¿Tan mal caemos en Europa los españoles, para que sólo nos voten 4 países de 42?”.

Increíble ¿verdad?, yo tampoco sabía que había tantos países en Europa. Ni tampoco sabía que en Andorra tenían tan mal el oído, como para darnos 12 puntos. Empiezo a pensar que son unos fanáticos de todo aquel que cante en español. Bromas aparte, la canción española, no era ni buena, ni mala, simplemente se mantenía en la línea de las otras 18 canciones que no eran favoritas para nadie. Si quedó la penúltima, fue porque los españoles, de diplomacia, andamos más justos que de dinero. Esa fue realmente la diferencia entre el quinto puesto y el 23. Yo propondría a los responsables españoles de Eurovisión, que no fueran al festival hasta haber aprobado, al menos, el tercer curso de diplomacia. Seguiríamos sin ganar el festival, pero al menos tendríamos más amigos, porque en contra de lo que creemos los españoles, los amigos no se ganan llevándolos a un tablao a tomar cañas y tragarse unas tapas…, ni regalándole un piso ó un trabajo al primer inmigrante que lo pida, porque en cuanto se les pasa la resaca, ni se acuerdan de con quién estuvieron. No, por desgracia, los “amigos”, se ganan lamiendo unos cuantos traseros en los lugares donde hay que lamerlos, es decir, politiqueo puro y duro, que los españoles, por lo que se ve, aún estamos a años luz del resto de Europa…

Mecachis !!!, con la de años que nos ha costado ganar una Eurocopa, que ya parecía que éramos como el resto de Europa, y ahora resulta que cantando no pasamos ni de la primera fase…

11 de mayo de 2009

El valor del dinero...



El otro dia, mis hijos se fueron de excursión con el colegio. Y vinieron a mi memoria, aquellas excursiones organizadas por el colegio cuando yo era un niño. Bueno, en realidad tengo mis dudas de que ya haya dejado de serlo. Aquellas excursiones, cuyo precio estándar era de 300 pesetas, y que básicamente, suponían salvarse de un día de clase, eran un auténtico motivo de algarabía para los alumnos, que sentados en el autobús, veían una de aquellas películas de Bud Spencer y Terence Hill, o de Bruce Lee, tan de moda en aquella época.

Esas excursiones, propiciaban que me sintiera un niño afortunado, ya que mi madre los días de excursión, siempre nos daba 100 pesetas de las de entonces para que compráramos chuminadas, y eso, como os podéis imaginar, no pasaba todos los días. El que un niño menor de 10 años, tuviera en el bolsillo tal cantidad de dinero, era sacrilegio y sólo pasaba habitualmente en las familias adineradas. Los demás, teníamos que esperar a que hubiera un buen motivo.

Y en aquellos tiempos, con cien pesetas podías hacer muchas cosas. Podías ir a las ferias, donde el precio del billete, por aquel entonces, era de 25 pesetas, y subirte en cuatro atracciones. Los mayores tenían de sobra para un par de cafés y una copa de Coñac. Podías viajar en tren o autobús un par de veces. Incluso ir al cine, aunque no era suficiente para comprar también palomitas. La verdad, es que podías hacer bastantes cosas.

Y si no, que se lo pregunten a Rafaela Carrá, que cantaba aquello de “Mama dame 100 pesetas, porque a América me voy…”. Que yo siempre he pensado, qué coño pensaría hacer en América, una italiana con 100 pesetas…, si es que conseguía llegar…, debió de pensar que a América se podía viajar en tren o autobús. O era muy valiente, o estaba como un cencerro, seguramente más bien lo segundo. Ni siquiera se paró a pensar, que allí, los italianos, sólo sobreviven si son miembros de la mafia, o en su defecto, si saben hacer pizzas…

Sin embargo, hoy, con cien pesetas, casi ni puedes comprar un pan, lo de ir al cine se ha vuelto imposible, aunque sea sin palomitas, en las ferias no compras ni churros, y ni siquiera te alcanza para un café. Sí, ya sé que desde entonces ha habido unas 30 subidas del IPC, pero aparte de eso, aún me pregunto, porqué cuando llegó el Euro, un café que valía aproximadamente unas cien pesetas, de la noche a la mañana, pasó a costar un Euro, que traducido a pesetas son 166, es decir, casi el doble. Y al igual que el café otros muchos artículos que casi duplicaron su valor por arte de magia. Asumimos inconscientemente que la moneda de 1 Euro, equivalía a la moneda de 100 pesetas….

Lo mejor de todo es que, el mismo que se queja de la subida del precio del café, es el que después nos vende cualquier otro artículo que ha experimentado la misma subida de precio…