17 de abril de 2009

Cuestión de Amígdalas...

Andaba yo dándole vueltas en mi cabeza, a un pensamiento un tanto extraño. Bueno, no más extraño que otros de los que ya he dejado constancia en éste medio, pero si lo suficientemente locuaz, como para que mi cabeza terminara dando vueltas con él. No sé si alguien más habrá tenido algún pensamiento similar, si es así lo siento por el individuo en cuestión, porque dudo mucho de que haya llegado a una conclusión definitiva sobre el tema sin haber sufrido antes una apoplejía múltiple.

Mi pensamiento giraba en torno al porqué el creador, nuestro creador, fuera quien fuera, no voy a discutir ahora temas religioso-centíficos, nos dotó de ciertas partes de nuestro organismo, cuya función, no sólo está en entredicho, si no que algunas, ni siquiera están, siendo dichas partes, completamente innecesarias para cualquier actividad en la que nos veamos inmersos.


Por ejemplo, las Amígdalas. Empiezo por ellas, porque, debido a que las mías se encuentran ahora mismo llenas de esos puntitos blancos llamados “placas de pus”, son las primeras en venir a mi mente. Yo soy un poco inculto, pero ¿realmente sirven para algo más que para inflamarse y hacernos ver las estrellas cuando tragamos lo que sea? Ya que, por narices, nos vemos obligados a nacer con ellas, ahí colgando en nuestra garganta, nos las podrían cortar nada más nacer, como si fueran una extensión del cordón umbilical. Total, un corte aquí y otro allá, no se iba a notar. Nadie nos iba a llamar deformes por tal extirpación, seguiríamos siendo igual de feos con amígdalas que sin ellas…

Otra parte de nuestra anatomía, y esta si que está demostrado que podemos subsistir perfectamente sin ella, y yo doy fe de tal afirmación, es eso que nos aparece cuando vamos creciendo por diversas partes de nuestro cuerpo y que se conoce con el nombre de “Folículo Piloso”, popularmente llamado “Pelo”. Y no me refiero sólo al que algunos llevan en la cabeza, si no a todo el que tenemos por el cuerpo. ¿No creéis que si fueran realmente necesarios, los maniquíes los llevarían también? Pero ellos no lo llevan, y la verdad, algunos maniquíes son más agradables de ver que algunos humanos, si nos vamos al apartado estético del asunto. En realidad son un incordio y sólo sirven para hacernos gastar el dinero en espuma de afeitar y maquinillas, que dicho sea de paso, valen una pasta. Eso por no hablar de la pérdida de tiempo que tal menester supone, sobre todo en el caso de las féminas, que aunque no tengan barba, bueno algunas sí, deben depilarse piernas, sobacos, ingles y demás rincones en los que resulte antiestético, y porqué no decirlo, también algo antihigiénico. Yo, que no recuerdo cuando fue la última vez que visité una peluquería, lo siento por los peluqueros, pero conmigo no van a hacer negocio…

¿Y qué me decís de las uñas de los pies? Las de las manos se salvan, porque sirven, entre otras cosas, para arrascarnos, para arañar, para comérnoslas, y para que el CSI busque pruebas debajo de ellas, ¿pero las de los pies? Para lo único que sirven es para desgraciarnos los calcetines cuando se nos olvida cortárnoslas, o para que nos comparen con un águila. Otra pérdida de tiempo inútil, hacerse la pedicura de cuando en cuando, lo que nos acarrea a algunos dolor de riñones por estar tanto tiempo doblados intentando cortar uña y no carne. Sinceramente, creo que a día de hoy, podríamos sobrevivir perfectamente sin uñas en los pies. En un futuro, quién sabe, hace muchos años, necesitábamos los nudillos de las manos para andar…, pero dudo mucho de que lleguemos a usar nuestros pies para algo más que para apoyarlos en el suelo o para dar patadas…

Otra muestra de inutilidad, es el apéndice que llevamos dentro, llamado Apéndice, y valga la redundancia, que todos sabemos que está allí, porque nos lo han dicho, y porque en algunos casos, como las Amígdalas, también llega a inflamarse inflándose como un globo. Es un acto de rebeldía de dicho apéndice, que lo único que quiere es que le saquen al exterior y dejarnos una llamativa cicatriz en el abdomen. No se conoce de ningún caso de operados de Apéndice que no hayan podido llevar una vida completamente normal con posterioridad, y me refiero a la gente normal.

Llegará el dia, en que cuando nuestros hijos vayan a nacer, vendrá el cirujano de turno a la sala de espera a preguntarnos: ¿Usted quiere que su hijo tenga amígdalas? ¿Y pelo? ¿Quiere que le quitemos las uñas de los pies? Y pensaremos en el dinero que nos vamos a ahorrar en calcetines, y decidiremos si queremos un hijo metrosexual o un hijo retrosexual…

Quizás todas esas pertenencias, sean producto de la avaricia humana, siempre tan obsesionada con las posesiones, aceptamos todo aquello que vaya detrás del verbo “tener”. ¿Cómo no vamos a tener amígdalas, o pelo? No seríamos hombres respetables si no tuviéramos uñas en los pies y un apéndice debajo de la carne abdominal. Fijaros si somos avariciosos, que hasta queremos tener suegra…

1 comentario:

Uy lo que han dicho...